Hace tiempo descubrí los cakepops y pensé que eran una buena solución para no desaprovechar los trozos de bizcocho sobrantes al tallar y nivelar las tartas. Compré libros, leí tutoriales y me lancé a hacerlos. Pero me temo que las pocas veces que los he hecho han sido un auténtico desastre... Esta es la imagen de uno de los intentos que hice para mis amigos un día que quedamos para ver un partido de la Selección Española de Fútbol.
El relleno me resulta demasiado denso y mazacote con tanto bizcocho apretado con mantequilla. Así que el sabor fallaba. Por otro lado, el tema de cubrirlo con Candy Melts, además de ser un engorro, me ha resultado frustrante: o se me quemaba o estaba demasiado sólido. Así que quedaban estéticamente bastante feos, nada que ver con las cosas tan bonitas que se ven por internet o las maravillas que hace la gran Bakerella.
Para el tema del relleno he descubierto unos moldes especiales para el horno en forma de bola así que en vez de aprovechar restos y apretujarlos con crema de mantequilla, horneo bolitas directamente. Quedan mucho más esponjosas y fáciles de digerir. Pero claro, el beneficio de aprovechar los restos de bizcocho se pierden haciéndolos así...
Con el problema de recubrirlos con los Candy Melts he probado a cambiarlos por sucedáneo de chocolate y por gotas de chocolate para fundir, pero eso me limitaba el color de los cakepops, claro. Así que tampoco me convencen las alternativas.
Total, que he decidido dejar de hacer pruebas y abandonar. Sí, lo reconozco, me he dado por vencida con este tema. Y creo que con los macarons no voy ni a intentarlo...
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