viernes, 6 de septiembre de 2013

Cocinar es cosa de niños



En una casa llena de niños sacar tiempo para hornear y decorar es difícil. Así que aplicando la estrategia de "si no puedes con tu enemigo, únete a él", suelo involucrar al mayor en la preparación de la masa de bizcocho o galletas. Tiene su propio delantal y, subido en un escalón, me ayuda a añadir los ingredientes, aprieta el botón de la amasadora o rechupa la lengua de silicona tras meter al horno el molde.




Muchas veces separo un poco de masa para él y su primo, les pongo en una mesa baja algunos cortadores de coche, trenes y aviones y les dejo cortar sus propias galletas con el rodillo pequeño de fondant. ¡Les encanta! Se pasan los casi 15 minutos que tardan en hacerse delante de la puerta del horno encendiendo la luz interior para ver cómo van sus galletas.

Tras dejarlas enfriar les dejo unos botes de icing de Wilton que compré una vez para probar y que si no llego a descubrir que para los niños son muy útiles, los habría tirado. Vaya chasco me llevé al probarlos... No os los recomiendo en absoluto, es una "guarrería" líquida que no sirve para nada. Lo bueno que es a pesar de lo que pringuen, con un poco de agua y una bayeta, se limpia todo fácilmente.


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