A veces, cuando acabas de dar a luz y te inundan la habitación con flores, estás encantada pero piensas "yo, lo que de verdad quiero es un bocata de jamón o, al menos, hincarle el diente a algo rico que estoy de la comida de hospital..." Así que una caja de galletitas es el regalo perfecto. Y, como además es original y bonito, pues es lo que suelo enviar o llevar al visitar a la madre y al bebé. Además, las bonitas cajas luego sirven para guardar patucos o lo que sea.
Aunque tengo padres a los que les han gustado tanto, que no se las han comido y han preferido conservarlas. Normalmente las galletas duran un par de meses en una caja bien cerrada, incluso más en condiciones óptimas. Así que no hay problema en este aspecto. Y a vosotros, ¿no os parece un bonito detalle para regalar?
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